Los pagos tardíos afectan a todos los sectores y a todos los miembros de la UE, especialmente a las PYMEs. Miles de pequeñas empresas en toda Europa quiebran cada año esperando a ser pagadas, lo que supone pérdida de empleos y afecta la competitividad de la UE. Con la propuesta de reglamento, la UE pretende luchar contra la morosidad, promoviendo la liquidez de las PYMEs y fortaleciendo la competitividad y resiliencia de la UE.